Blog que trata acerca de la manera en que los cristianos deberían incursionar y abordar los Negocios

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domingo, 15 de septiembre de 2019

Hombres de negocios en la Antigüedad que seguían a Dios




3.      Hombres de negocios en la Antigüedad que seguían a Dios


“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que seas sano, así como tu alma está en prosperidad”. (3 Juan 1: 2. Sagradas Escrituras, 1569).


Dios desde el comienzo se mostró interesado en la prosperidad de sus hijos, de esa manera la Biblia registra grandes hombres que fueron ricos.


Abraham. Fue el primer ser humano que llama Dios para construir una gran nación. La Biblia dice que lo sacó de Ur de los caldeos y prometió su bendición (Génesis 12: 1), años después registra que Abraham ya era muy rico (Génesis: 13: 1).


Lot. Este sobrino de Abraham también era rico, creció a la sombra de su tío y logró acumular muchas riquezas, tanto que la extensión de sus ganados desbordaba la capacidad de la abun-dante tierra de Canaán (Génesis 13: 5).


Job. De este rico seguidor de Dios se dijo que fue, en su tiempo, el más prominente de to-dos los orientales (Job 1: 3); era tan rico que sus diez hijos(as) se turnaban para celebrar sus fiestas y despertó la envidia del mismo Satanás, por lo bien que vivía (Job 1: 1-12). Tenía numerosos empleados en sus negocios de ganado (Job 1: 3).



Salomón. Es uno de los casos más claros en la Biblia donde Dios dice que va a ser rico a alguien. Salomón, al nacer, fue el consentido de Dios (Jedidiah) (2 Samuel 12: 24-25). Su historia es de las más emocionantes y atractivas en la Biblia; Dios le dio tanta riqueza y es-plendor que Él mismo le dijo que en toda su vida (en sus días) ningún rey se le podría com-parar. Sin embargo, le dice que todo eso lo podrá mantener toda vez que siga los preceptos



de Dios (1 Reyes 3: 14).



Su riqueza llegó a ser conocida en todo el oriente, dice la Biblia, que tanto en riqueza como en sabiduría el rey Salomón sobrepasó a los demás reyes de la tierra (1 Reyes 10: 23). Llegó a ser el magnate más grande de su época y estableció una estructura comercial internacional sólida, con amplias redes de distribución, y una logística de transporte que incluía flotas co-merciales con los más expertos navíos y mercaderes de la época. El texto bíblico (1 Reyes 10:

14)   dice: “la cantidad de oro que salomón recibía anualmente eran 22 toneladas, sin contar los impuestos aportados por los mercaderes, el tráfico comercial, y todos los reyes árabes y los gobernadores del País”.



Era tanta la riqueza de Salomón que en sus días la plata era tan común y corriente como las piedras, y el cedro del Líbano (madera finísima) tan abundante como las higueras de la lla-nura (1 Reyes 10: 27).



Ezequías. La Biblia dice de este rey que todo cuanto comenzó lo hizo de buen corazón y fue prosperado (2 crónicas 31: 20-21). Era rico, de ello hay evidencias en 2 Reyes 20: 13, en donde Ezequías tuvo la imprudencia de mostrarle todos sus tesoros a los babilonios; para ellos resultó tan interesante el tesoro que años después gestaron una empresa militar para apoderarse de él. (2 Reyes, capítulo 20: 13; y 2 Reyes, capítulo 25).



José de Arimatea. El libro de Isaías predijo que Jesús estaría cercano a los ricos en su muerte (Isaías 53: 9, Reina Valera Gómez © 2010). José era un hombre de Arimatea, una población de Judea en los días de Jesús. En el momento de la muerte de Cristo, este rico poseía un sepulcro propio el cual puso a su disposición. Algunos registros indican que “era miembro del Sanedrín, el tribunal supremo de los judíos y decurión del Imperio Romano, una especie de ministro, encargado de las explotaciones de plomo y estaño” (José de Arimatea, s. f.). El registro bíblico lo considera discípulo de Jesús y añade que era rico.

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